jueves, 17 de enero de 2008

ABC de Sevilla, 16 de enero de 2008

Pérez Domínguez vuelve al género del espionaje con «El factor Einstein»
Mª EUGENIA GUTIÉRREZ
16-1-2008 11:02:17

«El mundo ya nunca será el mismo. Leo Szilard, físico húngaro refugiado en Estados Unidos, lleva casi seis años rumiando la idea de que las cosas ya nunca serán como antes, pero nadie le hace caso». La sorpresa y la intriga están presentes desde el comienzo en la nueva novela de Andrés Pérez Domínguez (Sevilla, 1969), «El factor Einstein» (MR Ediciones), donde la historia de científicos convertidos en espías queda relegada a un segundo plano para profundizar en el retrato de sus personajes: algunos reales, como Leo Szilard, Albert Einstein o Alfonso Altamira, y otros ficción, como la agente secreta Frida von Kleinsberg.

Ambienta, al igual que su anterior novela «La Clave Pinner» (2004), en la Segunda Guerra Mundial, la trama de «El factor Einstein» comienza en enero de 1939 cuando el físico Leo Szilard recurre al afamado científico Albert Einstein para que éste le escriba una carta al presidente Roosevelt explicándole que los alemanes han avanzado muchísimo en sus investigaciones de física atómica y que, «aunque no se lo pudieran impedir, EE.UU. debía adelantarse a ellos -explica Pérez Domínguez-, porque nadie, a diferencia de Szilard, se había dado cuenta de que la fabricación de la bomba atómica había dejado de ser utopía. Hasta aquí llega el relato histórico». Y aquí comienza también el «paseo por los mal llamados subgéneros» que comprende esta historia, según la define el periodista y escritor Juan José Téllez.

Así, el autor sevillano configura una novela de espías al estilo anglosajón de Le Carré donde mezcla «elementos de la novela de aventura con la novela negra como pretexto para reflexionar sobre la paz y la guerra o la neutralidad de la guerra», esgrime Juan José Téllez. Y es que esta obra aúna calidad literaria y entretenimiento, argumenta Carmen Fernández de Blas, directora de la editorial MR Ediciones, realidad y ficción, con el objeto último de profundizar en sus personajes, sobre todo, en aquellos que son fruto de su imaginación, como Frida von Kleinsberg. «Yo creo en la literatura y no en los subgéneros, en las novelas que hablen de sentimientos. Y aunque intento aunar las dos posturas: escribir bien y entretener, para llegar al gran público, me interesa aun más los personajes», decía Andrés Pérez Domínguez explicando que otro de sus referentes es Graham Greene, que destaca, no sólo como un gran escritor de novela de espionaje, sino sobre todo como «autor que habla sobre el alma humana. Y el personaje de Frida von Kleinsberg -femme fatale que siente una gran fascinación por el mal- ha sido un gran descubrimiento, un personaje que se come a todos los demás siendo más grande que la vida».

Asimismo, el personaje de la agente secreta Frida von Kleinsberg «es el que abre ese hueco», según Pérez Domínguez, entre la realidad del relato y la ficción, potenciando así las posibilidades que ofrece la literatura de ir más allá que la realidad: «Yo me preguntaba por qué los alemanes, sabiendo las intenciones de los estadounidenses, no hicieron nada al respecto», esgrime el escritor sevillano, por ello creó el personaje de la«femme fatale», enviada por los nazis para que tome contacto con Alfonso Altamira, un exiliado y profesor de Física que enseña en un instituto de Brooklyn, y averiguar qué es lo que saben los estadounidenses del programa atómico alemán. No obstante, tal y como apunta Juan José Téllez, «la herramienta militar siempre es algo fascista, la fabrique quien la fabrique».

Sin embargo, lo que realmente le interesa al autor son las pasiones que gobiernan a sus personajes y un ejemplo de ello es que Pérez Domínguez consigue proyectar una imagen mucho más humana de Einstein, pues a diferencia de Julio Camba, que cuanto más conocía al personaje, más crecía su animadversión, el autor sevillano declara que el afamado científico era un «tipo fascinante, un pacifista convencido, aunque algo descuidado».

Así, «El factor Einstein» contiene los elementos para ser «entretenida y que el lector se lo pase muy bien».

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