domingo, 16 de marzo de 2008

ABC de Galicia, 16 de marzo de 2008

«Einstein era un tremendo seductor, tenía decenas de amantes»
Andrés Pérez Dominguez
Escritor
EVARISTO AMADO
LA CORUÑA. Andrés Pérez Domínguez (Sevilla, 1969) explica de modo amable la «acogida espectacular» de su última novela, «El Factor Einstein» (Ed. Martínez Roca), que ya ha agotado los 15.000 ejemplares de su primera edición y descubre las aristas menos conocidas de la personalidad del que es seguramente el científico más conocido del pasado siglo. El carismático investigador alemán, suízo y estadounidense, según etapas, vivió en agosto de 1939 la terrible situación de escoger entre romper su pacifismo declarado o permitir que los nazis se adelantasen en la carrera nuclear. La carta que envió al presidente demócrata Theodore Roosovelt para iniciar el programa nuclear es el texto germinal de la novela...
La idea del libro surge a partir de la carta que en agosto del 39 Einstein envía al presidente Theodore Roosevelt animándole a establecer un programa para la creación de la bomba nuclear contra los nazis. Einstein era pacifista, sí, pero también judío. Sabía que los alemanes podían desarrollarla también por sus grandes avances en el terreno de la física, por eso decide enviar la carta a Roosevelt.
- ¿Fue una decisión difícil para el científico?
- Vivió un dilema increíble: un pacifista convencido que tiene que escoger entre firmar una carta para el presidente Roosevelt con el motivo de acelerar la construcción de la bomba nuclear o dejar que los nazis la hagan. Construir una bomba es terrible. Pero que los nazis la tengan antes...
- En la obra usted cuenta cómo el gobierno de la Segunda Repúblico llegó a ofrecer asilo político a Einstein tras el inicio del Tercer Reich, en 1933...
- Ése es un hecho poco conocido, pero muy interesante. El había estado en España en el año 1923, en Madrid y Barcelona, dando unas conferencias por las que se llevaba 3.500 pesetas. Diez años más tarde, cuando dice que no está dispuesto a volver a Alemania, el gobierno de la Segunda República es el primero en ofrecerle asilo político.
_ ¿Intentaron los nazis el programa norteamericano?
- Los nazis enviaron a una espía para inflitrarse en la comunidad de científicos exiliados en Nueva York y adelantarse en lo más posible a los norteamericanos.
- ¿Cuál es la imagen de Einstein que ha intentado transmitir al lector?
- El tópico cuando se habla de él, el del científico loco y distinto, no deja de ser cierto, pero esconde otras verdades. Hay que decir que tocaba maravillosamente el violín, era un excelente contador de chistes, y un seductor tremento. Tenía decenas de amantes. Era también un amante de la navegación que no sabía navegar, por lo que no era cosa difícil que se perdiera en su barco pensando en fórmulas matemáticas. Sus defectos lo humanizan.
- ¿Por qué ha regresado a un marco como la Segunda Guerra Mundial, al igual que hizo con otra de sus obras, «La clave Pinner»?
- Mi otra novela tenía como marco la Segunda Guerra Mundial, pero otras que he escrito no tienen nada que ver en absoluto con esa etapa histórica. Las guerras exacerban las pasiones y muestran los sentimientos de la humanidad en un grado superlativo: los grandes sentimientos, las grandes deslealtades...
- ¿Hay un afán didáctico en «El Factor Einstein»?
- Un libro hay que leerlo por placer. Un libro te tiene que gustar, tiene que convertirse en un acto placentero para todo tipo de públicos. Aportar datos históricos es bueno, pero la obra tiene que entusiasmar. Quería hacer una novela, no un documental novelado.
- El trabajo de documentación del libro fue exhaustivo...
- Llegué incluso a viajar a Long Island, donde localizé con mucha suerte la casa desde la que Einstein escribió aquella carta el 2 de agosto de 1939.

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El Correo Gallego, 16 de marzo de 2008



El padre de e=mc2, convertido en el centro de una trama de espionaje
Einstein y la ética de la ciencia

16.03.2008
No hace mucho se analizaba en esta misma palestra el difícil papel del científico a lo largo de la historia. Amenazado, coartado por circunstancias políticas o sociales, ha estado siempre en la cuerda floja. Su destino es, casi siempre, la incomprensión y el más terrible aislamiento. La consecuencia de todo eso es, con frecuencia, caer en un error de perspectiva
TEXTO: XURXO FERNÁNDEZ FOTO (DE ANDRÉS PÉREZ DOMÍNGUEZ): MON ESCUREDO
El autor de la ‘Teoría de la Relatividad’ se convirtió, de la noche a la mañana, en el científico más famoso del mundo.

En cierta ocasión hablábamos de dos problemas muy serios: el papel que los científicos han tenido en el cambio climático y de cómo éste ha intervenido decisivamente en el devenir del hombre. Y citábamos Historia del futuro, un interesante libro de Pablo Francescutti, donde, entre otras muchas cosas se contaba cómo la Segunda Guerra Mundial había cambiado de rumbo gracias a una predicción meteorológica. Pero veamos.

Es el momento crucial en que Adolf Hitler decide invadir la Unión Soviética, desoyendo a las más explícitas crónicas de esa monumental nación, que relatan con pelos y señales cómo, por ejemplo, alguien tan grande, aparentemente invencible, como Napoleón había fracasado en el mismo empeño.

El líder nazi tenía la sana costumbre de confiar en sus asesores más directos. Especialmente en sus científicos (aparte de la corte de magos, esoteristas y nigromantes focalizada en la Ahnenerbe y en la Thule Gesellschaft). Así fue como su meteorólogo, un tal Franz Baur, predijo con absoluta seguridad que el invierno que unía los años 1941 y 1942 sería especialmente bonancible en la Gran Madre Rusia.

Como todos ustedes recordarán, fue considerado como uno de los peores del siglo. Y así fue como, tras una derrota aplastante de los elementos (soldados congelados por haber llevado una miseria de ropa; la maquinaria bélica hacha pedazos por congelación, la escasez de víveres y la imposibilidad material de reabastecimiento in itinere), el bueno del cabo enano se quedó sin poder aplastar a Iosif Stalin.

El libro citaba varios casos más de incidencia de los elementos en una contienda. El conocido caso de Jerjes en Grecia, o el de la Armada Invencible, por ejemplo.

¿Y el papel del científico en ese mismo devenir colectivo de la Humanidad?
Ha oscilado entre el arrojo sacrificado y casi inconsciente y la más miserable de las cobardías. No le han sido ajenos ni la entrega más suicida ni la más taimada de las traiciones.
Personalmente uno es de los que creen profundamente en el poder de la ciencia, de Arquímedes a Stephen Hawking, sin olvidar a Asimov, al simpático Carl Sagan o a Martin Gardner. Pero también ha podido constatar, como cualquiera de ustedes, el error inútil y peligroso.

Ese fue el caso del grupo de Oppenheimer. El director del tristemente célebre Proyecto Manhattan acabó sermoneando seriamente al entonces presidente de Estados Unidos, Harry S.Truman, y es bien conocida la frase que le dijo en el Despacho Oval: “Todos nosotros, empezando por usted, tenemos las manos manchadas de sangre”.

He ahí, al menos, a un científico que, responsable de abrir la Caja de Pandora, al menos tuvo conciencia, y supo llevarse las manos a la cabeza.

Pero miren el caso opuesto. Es el de Edward Teller, el creador de ese otro simpático juguete que fue la bomba de hidrógeno. Inasequible al desaliento –su cinismo jamás tuvo límites–, respondió no sólo con evasivas, sino atacando, a las afirmaciones (precisamente) de Sagan, que lo convertían en un ejemplo de inconsciencia científica.

Sagan había dicho hacía mucho tiempo que Teller y Andrei Sajárov eran “los responsables de que se haya cerrado el telón del futuro”, añadiendo que “la bomba de hidrógeno es, con diferencia, el arma más horrible inventada jamás”. En esa misma línea, cuando en 1983 se descubrió la existencia del invierno nuclear, base del cambio climático más radical de la historia del hombre, volvió a emprenderla con los dos físicos. La respuesta de Teller fue desmentir que hubiese tal fenómeno, y que sus acusadores eran, lisa y llanamente, una pandilla de alarmistas.
¿Les recuerda otro caso más reciente? Claro: el affair Al Gore. Señor, señor,...

El último de los científicos en el ojo del huracán es Albert Einstein. En la última fase de su vida se convirtió en un ermitaño, obsesionado con la Mecánica Cuántica y enfrentándose por ese motivo a Fermi, a Heisenberg y, en general, a toda la comunidad científica.

De eso y de muchas otras cosas habla Andrés Pérez Domínguez en su libro El factor Einstein, que acaba de publicar Martínez Roca.

‘El factor Einstein’ y su autor, Andrés Pérez Domínguez

La fabricación de la Caja de Pandora


“Sólo esperaba que el hallazgo sucediera a este lado de la frontera alemana y que quien lo descubriera tuviera sólo una pizca de sensatez para no ir corriendo a que la revista Nature o cualquier otra, publicase el resultado de la investigación...”
En el hermosísimo libro de Andrés Pérez Domínguez se retoma la pugna, en los prolegómenos de la Segunda Guerra Mundial, por conseguir la primera arma de destrucción masiva.
Dos bloques se enfrentan: Alemania y el resto del Mundo (a excepción, claro está, de Serbia, Italia y el Imperio del Sol Naciente).
Es el telón de fondo de una trama que sobrevuela a cualquier condicionamiento histórico, geográfico o político, para convertirse en un modelo de lucidez a la hora de tratar la condición humana.
He ahí a toda una serie de personajes de una solidez majestuosa, con todas las contradicciones posibles, con todas las debilidades, con todos los atisbos de bondad o actitud bienpensante o con esa maldad que, germinalmente, todos llevamos dentro. Están los físicos. Es decir, no sólo Einstein (quien, a todas luces, no es quien parece ser), sino Heisenberg, el que se quedó, ante la desesperación de sus colegas, en el Instituto Kaiser Wilhelm de Berlín para trabajar bajo el dictado de los preceptos militares de los nacionalsocialistas. Está Fermi, uno de esos personajes ambiguos, indecisos, para quien tomar una decisión ética resulta arduo. Está Leo Szilard, un científico quizás menos brillante que los anteriores, pero que sabe dar un paso histórico para alertar del peligro a quien debe y que tiene la certeza de que hay que proteger a buen recaudo la clave última de la fisión nuclear. Está Joliot, que tiene la arrogancia de publicar sus estudios en la revista Nature, en el peor momento posible, justo cuando pueden caer en malas manos (y caen, por supuesto).
Y los protagonistas. Frida von Kleinsberg, la aristócrata agente que se hace llamar Frida Klein, capaz de pasar sin sombra de preocupación o molestia alguna en la conciencia, de una faceta vital –su cometido bélico, como espía– a la opuesta –los sentimientos, que acaban por florecer– . Y ese hallazgo que es Alfonso Altamira, el mejor de todos los físicos españoles, que ha caminado mucho tiempo sobre las aguas turbulentas del Instituto Kaiser Wilhelm. Un hombre chapado a la antigua, un caballero solitario. Una auténtica delicia de personaje.
Toda la novela es una lección magistral de coherencia. En ella la buena literatura es, nuevamente, amena. Como en El corazón de las tinieblas, por poner un ejemplo. Como en El Viajero Astral. Como en Tombuctú. Es, simplemente, una historia humana maravillosa, envuelta en una tragedia de proporciones universales.




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Galicia-Hoxe.com, 16 de marzo de 2008

novela
Andrés Pérez: "Admiran a Einsten sen saber por que"
Desentraña a pugna de poder entre EEUU e a Alemaña nazi pola bomba atómica
V. OLIVEIRA . SANTIAGO


O escritor Andrés Pérez (Sevilla, 1969) deuse a coñecer coa súa novela La clave Pinner, ambientada durante a Segunda Guerra Mundial a partir da operación Mincemeat, un plan de engano británico para convencer aos alemáns de que os aliados ían invadir os Balcáns e Sardeña en lugar de Sicilia, o seu obxectivo real. Agora acaba de publicar con Ediciones Martínez Roca El factor Einstein, unha trama de intriga na que EEUU e a Alemaña nazi pugnan por facerse coa bomba atómica. Onte presentou en Santiago a obra, que comeza cunha cita do galego Julio Camba.


Que ten a Segunda Guerra Mundial para volver sobre esta época en "El factor Einstein"?

A Segunda Guerra Mundial formou o mundo como o coñecemos até a guerra fría. Pero non é o único que me interesa. Como a min o que me gustan son as paixóns que gobernan ás persoas -os sentimentos, as traizóns, as lealdades, a amizade, o amor-, creo que na guerra se dá todo isto en grao superlativo. Literariamente resúltame moi interesante.



Comeza o libro cunha cita do galego Julio Camba, referida ao pouco que se coñece a Teoría da Relatividade de Einstein.

A cita é moi reveladora porque fala un pouco sobre a percepción que a xente tiña e ten sobre Albert Einstein. Todo o mundo fala da Teoría da Relatividade sen entendela. E todo o mundo admira a Einstein sen saber por que, só porque é moi intelixente, pero como di Camba: "como a min non mo expliquen non sei por que".



Na novela descobre o lado humano de Einstein, ¿cal é a parte máis reveladora da súa personalidade?

Elixo a Einstein porque creo que é fundamental na historia. O 2 de agosto do 39 asina unha carta para animar ao presidente Rooselvelt a construír a primeira bomba atómica da historia, antes de que o fagan os nazis. A partir de aquí monto unha historia de ficción, os nazis mandan unha espía, Frida Klein, para que neutralice os plans de Einstein. Descubrir ao científico como persoa fíxome humanizalo moito. Encantáballe tocar o violín, contaba chistes, tivo moitísimas amantes, algo que non era fascinante para as súas mulleres, non sabía nadar nin navegar, e todos estes defectos de Einstein son os que o humanizan.

Ao final do libro inclúe a carta de Einstein a Rooselvelt, pero choca que, sendo un pacifista confeso, lle comunique isto ao presidente de Estados Unidos, ¿a que se debeu?

Si, Einstein era un pacifista convencido, deixara Alemaña para non facer o servizo militar, odiaba os uniformes, os desfiles e as armas. Era xudeu e físico, sabía o que podía pasar. Estaba un pouco arredado da comunidade científica pero escribe a carta a Rooselvelt porque é o científico máis famoso do mundo e o único ao que lle vai a facer caso. Viviu o maior dilema da súa vida. Non o fai para que se constrúa a bomba atómica nin moito menos que se utilice, era pacifista pero sabía tamén que se os nazis a construían antes ía ser moito peor.



Visitou todos os escenarios da obra: Berlín ou Manhattan, a casa que Einstein alugara en 1939 onde escribe a carta a Rooselvelt.

Intento sempre visitar os lugares que van aparecer nas novelas. Visitei Cracovia, Berlín, Nova York. E localicei en Long Island a casa onde Eisntein firmou a carta a Rooselvelt. Gústame facer unha novela ben documentada, na que todos os datos estean ao servizo da historia. Unha obra de ficción ten que ser entretida, é fundamental, porque logo pódese aprender historia.



Incluso encontrou un personaxe: Bob Rothman, que coñeceu a Einstein de adolescente.

Si, coñecino en Manhattan. Foi unha das cousas máis incribles que me puideron pasar. O pai deste home fora amigo de Einstein no verán do 39.Tiña doce anos e contábame que Einstein era un home alto, tiña un acento alemán moi forte, o seu barco, ao acabar o verán, deixábao no patio da súa casa. Foi un regalo incrible.
ATOS

Aos libros de historia fáltalles contar as cousas de forma amena"

Que supoñía falar dunha bomba atómica nos anos trinta?

Falar en 1939 dunha bomba atómica era como falar hoxe en día dunha invasión extraterreste. Era ciencia ficción. A Convención de Xenebra o único que prohibía entón eran as armas químicas, pero algúns científicos como Leo Szilard que é un personaxe real, e se dá conta de que a fusión do átomo é posible e que se desenvolvera en Alemaña. Só uns poucos científicos saben que se isto pasa, o mundo non vai volver a ser igual.

De feito, se os nazis a construíran, sería moito máis terrible. Porque o mundo xa non ía a ser igual pero ninguén quería darse de conta.

Por que cre que hoxe en día funciona tan ben unha novela con base histórica?

Porque se ves os libros de historia de agora eran como cómics, mentres que antes eran moi densos. A miña novela transcorre nun momento histórico determinado pero non é histórica nin de espías, é unha obra de personaxes, de sentimentos, a min interésanme os dramas da xente que os vive. Hai cousas que os libros de historia non dan de forma amena, iso fáltalles. O éxito destas novelas vén porque a xente aprende cousas e porque se pode identificar cos personaxes.
RAXECTORIA

Un centenar de galardóns

Andrés Pérez ten recibido máis dun centenar de galardóns en certames literarios. É autor do relato Ojos Tristes (Premio Internacional de Contos Max Aub), da colección de contos Estado provisional (Premio de Relatos Cidade de Coria), das novelas curtas Los mejores años (Premio José Luis Castillo-Puche) e Duarte (Premio Tierras de León). Na actualidade, é colaborador de varios medios de comunicación e hai uns meses foi galardoado tamén co XVII Premio de Novela Luis Berenguer polo seu libro El síndrome de Mowgli.






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viernes, 14 de marzo de 2008

La Voz de Galicia, 14 de marzo de 2008


Entrevista
ANDRÉS PÉREZ DOMÍNGUEZ ESCRITOR «Me interesan sentimientos que mueven pasiones»

El autor revive la guerra en «El factor Einstein», una novela de espionaje sobre la bomba atómica

Autor:
Manuel BeceiroFecha de publicación:
14/3/2008

Foto: PACO RODRÍGUEZ

Tras el éxito de La clave Pinner , el escritor andaluz Andrés Pérez Domínguez vuelve a revivir el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en esta ocasión con El factor Einstein , una especie de thriller histórico en el que la ficción y la realidad se mezclan y trasladan al lector al instante en que los nazis estuvieron a punto de conseguir la bomba atómica. La novela, publicada por Martínez Roca (MR), cuenta la historia de una espía alemana a la que los nazis mandan a Nueva York para infiltrarse en la comunidad científica y adelantarse a los planes de Einstein. El libro evoca aspectos curiosos, como el hecho de que Einstein pudo haber terminado sus días como ciudadano español.

-Su novela ya está en Andalucía entre las más vendidas. ¿Influye el hecho de que sea usted un escritor muy prolífico, con una inmensa obra y galardonado en más de un centenar de certámenes literarios?

-Yo publiqué una novela antes que esta, que es La clave Pinner , que funcionó muy bien, y eso me ha abierto muchas puertas para publicar esta novela que es una novela mucho más ambiciosa que la otra.

-Las dos están ambientadas en la Segunda Guerra Mundial. ¿Por qué le interesa especialmente desde el punto de vista literario ese período histórico?

-Lo que ocurre es que, durante las guerras, se dan en grado superlativo los sentimientos, y los sentimientos que gobiernan las pasiones de las personas es lo que a mí me interesa de las novelas. Porque mi novela es, sobre todo, una novela de personajes, de sentimientos. Y me halaga mucho cuando en alguna crítica se dice que mi novela va en esa línea, que son Le Carré y Graham Green, a los que le interesan de verdad las pasiones de los personajes.

-Bueno, usted tiene en común con Green que también pisa los lugares en los que están ambientadas sus novelas. ¿Es imprescindible ir al lugar para poder construir una buena novela?

-Yo, si puedo, visito los lugares en los que se mueven los personajes de mi novela. Para esta visité Cracovia, Berlín, fui a Nueva York, localicé la casa donde Einstein firmó el 2 de agosto de 1939 una carta para animar a Roosevelt a construir la bomba atómica antes que los nazis. Y eso, aunque no es imprescindible, sí es importante.

-Novela histórica, novela negra, «thriller» histórico. ¿En qué género encasilla usted «El factor Einstein»?

-Le agradezco mucho que me haga esa pregunta. Yo creo que etiquetar las novelas es limitarlas. Pienso que no hay que etiquetarla. De hecho, esta novela va dentro de la colección de narrativa de MR, que engloba todos los aspectos.

-Un hecho que es poco conocido y se cuenta en la novela es que Einstein estuvo a punto de afincarse en España para investigar. ¿Qué se sabe al respecto?

-El primer país que le ofrece asilo político y la ciudadanía, y una cátedra en la universidad de Madrid, es el gobierno de la República. Él hizo amigos en la comunidad científica cuando estuvo en España dando unas conferencias. Y él acepta esta oferta. Se le busca ya incluso una casa en Madrid, pero el asunto en España se va complicando con el inicio de la guerra civil y decide quedarse en Estados Unidos

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Xeracionweb.com, 14 de marzo de 2008

Entrevista al escritor Andrés Pérez Domínguez: "Matahari me parece uno de los mitos más falsos de la historia del espionaje"




Etiquetas: Historia, libro, literatura, Albert Einstein
Anxa Correa.

El escritor Andrés Pérez Domínguez (Sevilla, 1969) viajó hasta Santiago para promocionar su último libro, El factor Einstein , una novela de espionaje ambientada en la Segunda Guerra Mundial. El protagonista no es otro que Albert Einstein, figura clave para evitar que los alemanes se hagan con la fórmula de la bomba atómica. En el bando contrario, la joven física Frida von Kleinsberg intentará de incógnito defender la victoria nazi con todas sus armas.

Pregunta: ¿Se vio condicionado por el modelo de Matahari para crear un personaje de espía feminino?

Respuesta: No, no pensé en Matahari porque me parece uno de los mitos más falsos que existen de toda la historia del espionaje. No me parece un personaje real, aunque ha existido me parece más ficticio que ninguno.

P: ¿En qué se basó para construir el personaje?

R: La novela tiene como punto de partida la famosa carta que Albert Einstein firma el 2 de agosto de 1939 para animar al presidente Roosevelt a construir la bomba atómica antes que lso nazis. Es un hecho real, perfectamente documentado, y me pareció el dilema mayor de Albert Einstein, que era un pacifista convencido pero además judío, entonces se encuentra ante un dilema moral: o deja que los nazis construyan la bomba atómica, sabiendo que es posible, o anima al hombre más poderoso del mundo a que la construya.

A partir de ahí, planteo la pregunta de por qué los nazis no hicieron nada, y ahí entra el personaje de Frida: una espía científica que los alemanes mandan a Nueva York para adelantarse lo posible a los planes de Einstein y que los americanos no puedan construir la bomba atómica.

P: ¿Justifica de alguna manera la carta de Einstein a Roosevelt?

R: No, no intento justificarlo, el lector tiene que sacar sus propias conclusiones. Lo que está claro es que las guerras son terribles, que la energía atómica se utilice para construir una bomba es terrible, pero por lo menos, creo que la gente debería reflexionar y pensar que si los nazis hubieran construido la bomba atómica, el mundo habría sido mucho peor.

Segunda Guerra Mundial
P: Siente una especial predilección por la Segunda Guerra Mundial, ¿se vincula de algún modo con su historia personal?

R: La Segunda Guerra Mundial ha formado el mundo hasta ayer, hasta el fin de la Guerra Fría, y casi todavía lo sigue conformando. Lo que ocurre es que también las guerras es donde se dan en grado superlativo todas las pasiones: las lealtades, las pasiones, las amistades, el amor... que es de lo que trata mi novela, de sentimentos, de personajes.

P: En su anterior novela ya se introdujo en este momento histórico, ¿cómo se documentó para este libro?

R: Como soy de letras, me he tenido que documentar mucho para escribir una novela donde casi todos los personajes son científicos y para que fuese accesible para los lectores, porque la primera regla para mí es que sea un libro entretenido. Si además de pasárselo bien, aprende sobre física o sobre una época, sobre un personaje histórico, mejor.

Para ello he viajado a Cracovia, a Berlín, Nueva York y Long Island. Localicé la casa donde Einstein firmó en 1939 aquella carta para animar a Roosevelt a construir la bomba atómica. No es imprescindible visitar los escenarios de tu novela, pero si lo puedes hacer es importante.

P: ¿Nos podemos fiar de su obra para hacernos una idea de cómo era Einstein en realidad?

R: Sí, porque me he basado en datos absolutamente reales. El Einstein que conocemos todos es el que sale en la novela, pero yo voy más allá. Era ese científico despistado, que no se peinaba nunca, pero era un hombre que tuvo muchísimas amantes, estuvo casado dos veces, ejercía una fascinación tremenda sobre las mujeres, no sabía navegar y se perdía con su barco garabateando fórmulas por ahí... Era un tipo anárquico y fascinante.

En la novela cuento además algo que no sabe todo el mundo, y es que Einstein estuvo a punto de ser ciudadano español. En enero del 33, cuando los nazis llegan al poder, llega a Estados Unidos y dice que no va a volver a Alemania. El primer gobierno que le ofrece entonces asilo político es el de Madrid, y Einstein acepta. Pero las cosas se complican y decide quedarse en el puesto que le ofrecen en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, en Nueva Jersey.

Inspiraciones
P: ¿Cuáles han sido sus referentes a la hora de escribir este libro?

R: Este tipo de novelas tienen el problema de que en España se encuentran muchas que no están bien escritas. Se escriben muy bien ciertas novelas que después no hay quien se las trague, pero ocurre también lo contrario: novelas con una trama muy ágil, pero que a la mitad del libro piensas que el autor debería saber lo que es una metáfora. Espero no parecer pretencioso, pero cuando hago una novela, es que esas dos posturas se aúnen. Mis dos referentes, en cuanto a novela de espionaje, son Graham Greene y John Le Carré, porque hablan del alma humana. De hecho, el título de esta novela es un homenaje a El factor humano, de Graham Greene.

P: La novela está escrita con un estilo ágil y cinematográfico, ¿se va a llevar a la pantalla?

R: No lo sé, ojalá fuera así, pero el escritor es el que menos manda en estas cosas. Lo que pasa es que la historia transcurre en escenarios internacionales, así que sería una película muy cara de hacer, sería una superproducción y no sé.

P: ¿Se ha traducido la novela?

R: Todavía no, pero estoy en ello. La clave Pinner , mi anterior novela, ha estado a punto de traducirse y creo que todavía es posible, a pesar de que transcurre toda en Sevilla. En ésta transcurre todo en escenarios internacionales y creo que por eso, y por el personaje de Einstein, hay posibilidades de que se traduzca, pero que un autor español se traduzca no es tan fácil como parece.

P: ¿Qué otros proyectos tiene?

R: En otoño saldrá una novela que ganó el Luis Berenguer, El síndrome de Mowgli , que a pesar de que escribí antes que ésta, por azares del destino se publicará después. Así que hasta finales de 2009 no voy a sacar nada nuevo al mercado.

14/03/2008

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jueves, 13 de marzo de 2008

Diario Metro, 13 de marzo de 2008

El escritor Andrés Pérez Domínguez promocionará hoy en Santiago su novela 'El factor Einstein'


SANTIAGO DE COMPOSTELA, 13 (EUROPA PRESS)

El escritor sevillano Andrés Pérez Domínguez promocionará hoy en Santiago de Compostela su última novela, titulada 'El factor Einstein' y que publica la editorial Martínez Roca. Esta obra presenta, con un lenguaje muy cinematográfico, una trama en la que los protagonistas pertenecen a la comunidad científica y al mundo del espionaje, la Alemania nazi y los Estados Unidos pugnan por hacerse con la fórmula de la bomba atómica.

Tras el éxito indiscutible de 'La clave Pinner', el autor revive ahora el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en una novela de acción, con Einstein de fondo y la posibilidad de que el prestigioso científico llegase a ser ciudadano español. 'El informe Einstein' ofrece a los lectores una trama con suspense y destaca la intensidad de los personajes, que el autor ha dibujado con gran precisión, sobre todo la protagonista.

En esta nueva novela, que mezcla historia y ficción, una importante física alemana, bella, fría y calculadora, Frida von Kleinsberg, que trabaja para la policía secreta nazi, es enviada a Estados Unidos para que se infiltre en la comunidad de científicos para asegurarse, que Einstein no se interpondrá en los planes de Hitler, que no son otros que preparar una bomba para usar en la guerra.

El prestigioso Albert Einstein, padre de la Teoría de la Relatividad, es la clave para conseguir que el bando americano pueda adelantarse a los perversos planes del Führer, así lo cree Leo Szilard, físico húngaro refugiado en Estados Unidos. El futuro de la Humanidad dependerá de quién sea el primero en descubrir la fórmula de la bomba atómica.

TRAYECTORIA

Andrés Pérez Domínguez (Sevilla, 1969), ha sido galardonado en más de un centenar de certámenes literarios. Es autor del relato 'Ojos Tristes' (Premio Internacional de Cuentos Max Aub), de la colección de cuentos 'Estado provisional' (Premio de Relatos Ciudad de Coria), las novelas cortas 'Los mejores años' (Premio José Luis Castillo-Puche) y 'Duarte' (Premio Tierras de León).

El autor demostró su gran dominio de la escritura en su última novela 'La clave Pinner', donde a partir de uno de los señuelos más famosos de la Segunda Guerra Mundial, la operación Mincemeat, crea una original historia de ficción que ha tenido una excelente acogida por parte de los lectores y de la crítica. En la actualidad es colaborador de varios medios de comunicación y hace unos meses ha sido galardonado con el XVII Premio de Novela Luis Berenguer por su libro 'El síndrome de Mowgli'.
Europa Press






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