lunes, 11 de febrero de 2008

El Correo Gallego, 10 de febrero de 2008

Escritor y periodista
Andrés Pérez Domínguez: “En enero de 1939, Einstein estuvo a punto de ser ciudadano español”
10.02.2008 Tras el éxito indiscutible de ‘La clave Pinner’, Andrés Pérez revive ahora el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en una novela de acción, con Einstein de fondo. ‘El factor Einstein’, publicado en MR, atrapa desde la primera línea, con un lenguaje muy cinematográfico.
TEXTO: JOSÉ MIGUEL A. GIRÁLDEZ

Andrés Pérez Domínguez se acerca de nuevo a los años del nazismo y al nacimiento de la primera bomba atómica


Andrés Pérez Domínguez

Podemos decir que El factor Einstein se inscribe en el llamado género histórico. O, quizás mejor, en el género del thriller histórico. Son, al final, etiquetas. Etiquetas pensadas por los publicistas que, poco a poco, han hecho fortuna. Pero, ante todo, El factor Einstein es una novela de acción. Voluminosa, densa, escrita con mimo, Andrés Pérez Domínguez nos traslada a los instantes en los que los nazis pudieron conseguir la bomba atómica. Una mezcla de historia y de ficción, escrita sobre los propios escenarios naturales, como el autor se encarga de subrayar. Y el recuerdo, curioso al menos, de que Albert Einstein pudo haber terminado sus días como ciudadano español. No les faltará suspense a los que lo lean, y disfrutarán con la intensidad de los personajes, dibujados con gran precisión, sobre todo la protagonista.

Parece que la Segunda Guerra Mundial es uno de tus temas favoritos...

–La Segunda Guerra Mundial ha conformado el mundo hasta el final de la Guerra Fría, tal y como lo conocemos hoy. Y nos coge muy cerca. Hay personas vivas que conocieron el conflicto y es lógico que siga siendo muy importante para los historiadores y para los creadores. Mi caso es sólo uno, pero hay muchos más.

–Muchas novelas sobre la Segunda Guerra Mundial, pero no tantas sobre la Guerra Civil. Aunque también hay unas cuantas...

–Sí, quizás hay menos. Queda mucho por escribir sobre nuestra Guerra civil, que fue, además, la antesala del conflicto europeo, así que están relacionadas.

–Llegas a decir en la novela que si la Guerra Mundial hubiera estallado antes, la República se habría salvado.

–Mi novela se desarrolla en 1939, el año en que termina la Guerra Civil. Y algunos de mis personajes son científicos españoles exiliados en América. Todos ellos miraban a España desde allí, y desgranaban sus opiniones, como es natural.

–He visto que has escrito un breve epílogo en el que hablas de manera sintética de cómo se desarrolló la investigación de campo para esta larga novela. O sea, que es necesaria la documentación pero también parece necesario ir a los sitios, y sentirlos... Porque parece que llegaste a ir a la propia casa de Einstein en Estados Unidos.

Sí, visité todos los escenarios que aparecen en la novela. Se puede sustituir con documentación, pero está claro que es mucho mejor ir. Yo viajé a Cracovia, a Berlín, a Nueva York... y de allí me trasladé a Long Island. Y casi por casualidad descubrí la casa en la que Einstein había firmado una carta en agosto de 1939 para animar a Roosevelt a fabricar la primera bomba atómica.

–Tu novela anterior, ‘La clave Pinner’, sobre la llamada operación Mincemeat, también en la Segunda Guerra Mundial, debió servir como una especie de preparación para esta que has escrito ahora...

–Bueno, sobre todo fue una novela que me abrió muchas puertas, lo cual siempre es fundamental. Me ha ayudado mucho en el territorio de la documentación. Hay que pensar que esta otra novela se desarrollaba en 1943, también un hecho real de la Segunda Guerra Mundial, una operación que tuvo lugar en Andalucía... Yo tenía mucha documentación, ya digo, sobre todo esto, y aprendí a comprender cómo pensaban las gentes de entonces, a meterme en su pellejo... Y bueno, sí, es cierto, me sirvió mucho para hacer El factor Einstein.

–Ya son muchos los que escriben novela con trasfondo histórico, ¿no te parece? Habrás tenido vértigo al ver tanta obra sobre la Segunda Guerra Mundial, tanto como hay, no sé, sobre los cátaros o los templarios, por ejemplo...

–Yo odio las novelas de templarios, personalmente. Las etiquetas sólo limitan la literatura. Yo creo que hay malas y buenas novelas. Creo en la literatura, en las novelas de personajes, en los sentimientos... los lectores se identificaban con eso. Después, que se desarrolle en una época o en otras... pues tampoco es tan importante. Hitchcock lo demuestra claramente en Encadenados, con Ingrid Bergman y Cary Grant. El espionaje era para amueblar el mundo, pero al final el amor es lo que importa, lo que mueve el mundo. En La clave Pinner el amor era importante, y aquí, como sabes, también...

–Sí, es cierto. El amor es básico en la trama de ‘El factor Einstein’, pero también el engaño... No podría ser de otra manera, porque esto, al final, es una novela de espías...

Claro, por supuesto, hay que reconocerlo sin complejos. Es una novela de espías. Porque además, la protagonista absoluta, aparte Albert Einstein y un profesor español exiliado, es Frida Von Kleinsberg, una física alemana, que va a estar omnipresente en toda la trama.

–Me preguntaba en quién te habrías inspirado para crear a Frida... (risas de fondo). Pero claro, hay tantas fotografías de mujeres de la época, tantas que podrían ser ella...

Efectivamente. la editorial Martínez Roca ha acertado muy bien a la hora de elegir la portada... lo digo precisamente por la foto. Pero sí, Frida es uno de esos personajes capaces de todo, que se dice que son personajes más grandes que la vida. En el cine de los años 30 y 40 hay mujeres así.

–Es un personaje muy sólido, que nos va llevando a varios escenarios, siempre con un gran peligro alrededor... con mucha tensión... hasta ahí podemos contar.

–Sí, jajaja, como se decía en el Un, dos, tres... Gracias por lo de personaje sólido. Bueno es un personaje duro, lleno de encanto y de brutalidad al tiempo... Saco también a un tal Bob Rosman porque su padre había sido amigo de Albert Einstein en el año 39. Rosman me enseñó un diario de su padre, en el que mostraba, de su puño y letra, la preocupación de Einstein porque Leo Szilard, un científico húngaro que también aparece en la novela, había ido a visitarlo para que firmara la carta famosa para el presidente. Creo que el diario tendría que estar en un museo.

–Aparte de genio, Einstein era todo un personaje, lejos de ese científico metódico que uno podría pensar que era...

–Sí, era un personaje increíble. Lo curioso es que Einstein pudo ser español, porque se le ofreció un puesto en la Universidad Central, en Madrid, en enero de 1939. Él, que estaba en EEUU dando unas conferencias, proclama que como los nazis están en Alemania, no va a volver. El gobierno de la República le ofrece ese puesto universitario, ya digo, y él acepta. Lo que pasa es que las cosas se complicaron después en España, a gran velocidad, y decidió al final quedarse en Pinceton. Bueno, él ya había estado en España en 1923. Y, sirva como anécdota, le pagaron 3.500 pesetas por conferencia.

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